Saturday, October 31, 2015

Celine Dion

Recuerdo que una vez le escuché decir a uno de los científicos más sabios que conozco en este mundo, Rodolfo Llinás, "que los humanos somos esclavos de nuestras emociones". Qué noticia más espantosa, pensé. Ojalá yo no le esté entiendo bien, o sea esta la única cosa en la que Rodolfo Llinás se esté equivocando. 

Mi vida siguió su curso, como es lo natural, y mis experiencias (y el tiempo) me hicieron dar cuenta de que Rodolfo, tenía toda la razón: no importa cuántas veces una hija mía me haya hecho pataleta, ni cuántas veces las haya visto recuperarse (siempre), cada vez que sucede, se me hace un nudo en la garganta de la rabia; calculo que será así para toda la vida. Lo mismo se repite en todas las demás situaciones, en las que las emociones juegan su turno. Cuando escucho una canción de Celine Dion, cuando recuerdo a algún ex novio o exmarido, cuando veo un plato sucio, cuando pierdo de vista a una de las niñas en el parque, o cuando las siento calientes por la fiebre; y así, sucesivamente.

La diferencia, es que ahora reconozco todas esas emociones, individualmente, y no hago mayor escándalo, ni resolución alguna. Hoy en día, me doy el lujo de decirles: "ah, eres tu, melancolía, rabia, o, susto. ¿De nuevo por aquí?". Y me despido de ellas, como de costumbre. 

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