Antes de entrar en materia, déjenme advertirles una cosa: hablar más de un idioma (uno y medio en mi caso) le ofrece a uno muchas posibilidades. En lugar de decir simplemente "Estoy de regreso", uno puede decir "I am back", y ser más divertido de paso. O decir "Miami was wonderful", en lugar de decir "Miami fue maravilloso". Las palabras están hechas para expresar sentimientos y emociones, y entre uno más tenga, mejor. Ok, Back To Business.
Miami todavía queda al lado de las palmeras, en medio de un enredo espectacular de autopistas pintadas de zanahoria con leche. Brickell Avenue, Coral Way y Cocount Grove, siguen paradas en el mismo lugar, obedientes y juiciosass. Liconln Road, en cambio, cada día está más escandalosa.
En otras noticias, llevo como una semana sin poder parar de escribir. Les comparto algunos apartes de la segunda parte de mis, ya famosas, memorias. Enjoy:
"El apartamento quedaba en la calle más sexy del
Bulevar de Biscayne, la 69. Ahí, a la orilla de la Bahía que llevaba el mismo
nombre, se levantaba una torre de apartmentos pintada de verde y adornada con palmeras y flores de
Buganvilla."
"El día transcurría sin más novedades que tender y
sacudir la cama, recoger y lavar la ropa, ordenar la casa como un museo, bajar
a la piscina, sentarme en el balcón, el Gordo, la Flaca, y Charitín."
"El primero era un cuadro de rayas horizontales
delgaditas, amarillas, cafes y moraditas, del que yo había hecho una copia
malísima en nuestros años de noviazgo, de tanto que me hablaba de él. El
segundo era un retrato de un viejo con barba que a mi se me parecía a Van Gogh y
que además parecía una pintura de él ( de acuerdo con mi desconocimiento artístico)."
"Yo había crecido creyendo que la humanidad se
dividía en dos grupos: el de los malos y el de los buenos. El grupo de los
buenos lo conformábamos (por supuesto) prácticamente todos los miembros de mi
familia, los amigos, y la mayoría de los conocidos. Los malos eran los
ladrones, los presos en las cárceles, los guerrilleros y los narcotráficantes,
casi todos los políticos y los ricos (excepto los de mi familia), las infieles,
las quita marido, los mujeriegos, las malas madres, los malos hijos, los
motociclistas irresponsables, los locos de la calle, los
psicópatas, entre otros desconocidos. Yo no conocía a toda la gente que vivía en el
edificio, porque era un edificio grande y ahí vivía gente de todas partes; no
como en Cartagena, que todos éramos cartageneros y si no nos conocíamos,
sabíamos quiénes éramos. Por lo tanto, yo no sabía quiénes eran buenos y
quiénes eran malos, y cada vez que me tocaba salir al pasillo para lavar la
ropa, me daba miedo encontrarme con un desconocido."
"Mis primas me preguntaban que qué se sentía estar
casada, y yo les contestaba que era lo mismo que estar ennoviada, solo que en
libertad. Me preguntaban cómo era la vida en Miami, y yo les decía que lo mismo
que la vida en Cartagena, sólo que con carro y con Best Buy."
"Así fue como llegué a la recepción de Yahoo en
Lincoln Road. Una isla blanco inmaculado en una de tantas oficinas de South Beach. Ahí
me recibió una mujer, que a mis veinticinco años yo veía como una señora (lo
más probable es que tuviera sólo treinta y tres). Ella me explicó qué hacer y por un día fui literalmente el
centro de la oficina de Yahoo en Miami, haciendo el intento de contestar una por una las
mil líneas de teléfono que se iluminaban a la vez.
Al salir, me esperaban las palmeras, los restaurantes en la mitad de la calle, Pottery Barn y Ann Taylor
Loft."

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