Sunday, February 8, 2015

No Difference

Desde el día que me di cuenta de que la belleza era un invento, he tratado de entender porqué es que más gente no se da cuenta. Porqué es que insistimos, estúpidamente, en la medida y el tamaño de los cuerpos. A veces, de pura frustración, he tenido ganas de apagar la luz del mundo, como en el poema de Shel Silverstein "No Difference"; a ver si nos damos cuenta de que tenemos un cerebro, que desconocemos, y que, para el caso, es el órgano más erótico del cuerpo. En cuanto al amor, entiendan esto: uno, solo se puede enamorar del cerebro. Para mi tranquilidad, Rodolfo Llinás está de acuerdo.

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